El chico del cabello rojo con sus
escasos seis años y once meses me preguntó ¿A qué le tenés miedo?
MIEDO a quedar atrapada en la
oscuridad de una ruta solitaria
MIEDO a la velocidad extrema en la
noche
MIEDO a quedarme sola
MIEDO a que muera gente que
quiero
MIEDO a los enrosques de mi cabeza
MIEDO a no tener plata
MIEDO a no trabajar nunca más de
lo que elijo
MIEDO a ver cosas que no quiero
MIEDO a la inmensidad de mi casa
MIEDO al abandono
MIEDO a hacerme grande y sentirme
pequeña
Por lo tanto MIEDO a cumplir años
MIEDO a estar cerca, a sentir tu
olor a tabaco
pero estar a miles de kilómetros
de distancia
MIEDO a escuchar el arrastre de
tus pies
y no verte
MIEDO a que no salga el sol
MIEDO a las peleas entre perros
MIEDO a pasar cerca de perros
desconocidos
MIEDO a los rottweiler
MIEDO a los que dicen
que los perros huelen el MIEDO
Mejor dicho, MIEDO a los perros
MIEDO a los ambiciosos
oportunistas
MIEDO a alguien que pertenece a
ese grupo
Pero que no puedo nombrar
por discreción
Y porque no sumaría de nada
que sepan su nombre
MIEDO al determinismo
MIEDO a la ambigüedad
En todo caso MIEDO a mis
contradicciones
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