
Agilino, Anilina y Emilia...
Bien, bien juntitos...
La tierra
Desgarrada por el rayo,
Quemada por el fuego,
Ahogada por el agua,
Sacudida por el viento.
No puede por ello reñir con el cielo
Pues rayo, lluvia y viento de la tierra salen...
Desgarrado por amor el hombre
Quemado por furias internas,
Ahogado en desesperación,
Sacudido por la lujuria.
No puede por ello reñir con el cielo
Pues amor, furia y lujuria del mismo hombre salen...
Entonces, hombre, paciencia
Se disiparán esas nubes.
La vida es una cumbre
Que expulsa a latigazos la pena.
Sabiduría soporta lo que la carne no puede expulsar.
El humilde plomo, el descalzo se esfuerza.
Y si no, hombre, abandónate; vuélvete al cielo:
Sus llamas iluminan la natura,
Sin quemarte nunca a ti.
Greville “los dos sonetos de Caélica”